Huesca es una ciudad moderna y dinámica, de algo más de 52.000 habitantes, enclavada en una de las provincias con mayor riqueza natural y paisajística, un diamante situado en el centro de los Pirineos donde residen gentes con fama de nobles y hospitalarias.
Su configuración urbana, sus cortas distancias y la densidad de sus atractivos permiten pasear y disfrutar la ciudad otorgando calidad de vida tanto a sus habitantes, como al visitante. Y en el centro de esta ciudad de rostro amable, su reconocida gastronomía que la sitúa como referente en el Norte de España. Una ciudad que palpita al ritmo de sus manifestaciones gastronómicas, que emanan de sus orígenes, evolucionan colectivamente y disfrutan, intensa y extensamente, con la armonía que emerge de la creatividad y desemboca en unos placeres que gozan unos ciudadanos con una cultura sensorial sobresaliente.
Una cultura que se hace extensiva a la provincia, en donde productos como la trufa negra, el ternasco, las terneras criadas en valles pirenaicos, las truchas de los abundantes ríos que bañan el territorio, las borrajas o los melocotones, hacen las delicias de todos los visitantes y muestran una gastronomía y una provincia con gran personalidad, buena dosis de ingenio y mucho empuje.